martes, 20 de julio de 2010

La vasija agrietada

Cuentan que había en una pequeña aldea un portador de agua que tenía dos grandes vasijas que colgaba de cada uno de los extremos de un palo que él llevaba encima de sus hombros.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua hasta el final del largo camino que cada día recorría a pie el cargador, una y otra vez, desde el arroyo hasta la aldea.
Cuando llegaba, la vasija rota solo contenía la mitad del agua. Y así ocurrió diariamente durante dos años completos.
Por supuesto, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la vasija agrietada le habló al aguador diciéndole:

- Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.

El aguador, apesadumbrado, le contestó compasivamente:

- Cuando regresemos a casa quiero que vayas contemplando las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Y así lo hizo la vasija, y, en efecto, vio muchísimas hermosas flores a lo largo de todo el camino. Pero aún así, seguía sintiendose apenada, porque al final solo le quedaba dentro de sí la mitad de la carga que debía llevar, mientras que la otra llegaba con todo el agua a la aldea.
El aguador le dijo entonces:

- Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a los dos lados del camino y a lo largo de todo él. Por donde vas tú, sin saberlo, todos los días las has ido regando y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de la pequeña ermita de la aldea. Si no fueras exactamente como eres, con todo y con tus defectos no hubiera sido posible crear esta belleza.


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